ANTOLOGÍA GENERAL DE LA PROSA EN EL PERÚ

17.10.2022

ESTA debe ser una de las más completas antologías de la prosa en el Perú que se haya publicado años ha. Se ha sustraído con pinzas lo mejor de diversos períodos y de las diferentes plumas representativas del país. Solo un lector con mucha sensibilidad y tino como Enrique Ballón, bajo la dirección de Alberto Escobar, ha podido entregarnos esta muestra de la producción narrativa peruana que se inicia en 1895 y se detiene en 1985. Es una guía completa para los profanos que quieren otear en nuestra literatura nacional y, por lo general, no encuentran el hilo y terminan perdiéndose tratando de asirla. Ballón hace las veces de Virgilio para estos iniciáticos lectores. En esta antología hay textos tan exquisitos y amenos como los de Luis Alberto Sánchez ("Cómo conocí a Riva Agüero"), extraído de su libro Conservador, no; reaccionario, sí (Mosca Azul Editores, 1985); Federico More, infaltable por ser una de las mejores plumas de inicios del siglo pasado (está representado por su reconocido "De un ensayo de las literaturas del Perú", pero de él a esta parte del tiempo ya se conocen dos publicaciones: Andanzas (1994) y Del buen comer y beber (UNAP, 2015), compilación a cargo de Humberto Rodríguez Pastor, siendo esta segunda de magnífica factura); y Mariátegui, aunque hubiéramos preferido que se incluya uno de los finos artículos que componen la polémica que sostuvo con Luis Alberto Sánchez sobre el indigenismo (reproducida por Mosca Azul Editores) en vez de su "Punto de vista antiimperialista", que no desentona pero no es lo mejor de él, aunque hay que entender que Ballón, como advierte en el prólogo, quiso incluir el punto de vista de las "diversas corrientes políticas peruanas" del siglo (que Mariátegui y, justamente, Víctor Raúl Haya de la Torre constituyen). Menos feliz es la presencia de un cuento de Vargas Llosa, El abuelo (1956), pero se comprende su inclusión por razones cronológicas, para reflejar la prosa narrativa de esos años junto a la de Ribeyro, Bryce y Carlos Eduardo Zavaleta (quien, a propósito, es insuperable con su "Juana, la campa, te vengará", un prodigio del buen uso de la técnica literaria, reeditado en la antología de Abelardo Oquendo, La narrativa peruana 1950-1970, Alianza Editorial, 1973). En esta antología, muy apreciada por los conocedores, salta a la vista el espacio que se ha dedicado a la narrativa infantil, bastante subestimada o infravalorada en el medio. Riva Agüero figura en dos textos. Pero como en el caso de Mariátegui, hubiéramos querido que se hubiese optado por textos más logrados. Allí están los de El carácter de la literatura del Perú Independiente (1905) e Historia en el Perú (1910). No obstante, en el balance global, están los que debían figurar, Basadre, Alberto Hidalgo, Valdelomar, Arguedas, Ciro Alegría, Scorza y lo más destacado del talento artístico literario nacional. Comentaba a un joven amigo que, si la publicación de Edubanco se hubiera extendido hasta 1999, y tratándose de una antología de la prosa del siglo XX, tendría que haberse incluido a Víctor Hurtado quien ya deslumbraba a miembros de la Academia Peruana de la Lengua como Luis Jaime Cisneros con su Pago de Letras (1998). Con él se hubiera cerrado correctamente el siglo.

Antología General de la Prosa en el Perú

Ediciones Edubanco, 1986


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