ANTOLOGÍA GENERAL DE LA PROSA EN EL PERÚ
ESTA debe ser una de las más completas
antologías de la prosa en el Perú que se haya publicado años ha.
Se ha sustraído con pinzas lo mejor de diversos períodos y de las diferentes
plumas representativas del país. Solo un lector con mucha sensibilidad y tino
como Enrique Ballón, bajo la dirección de Alberto Escobar, ha podido
entregarnos esta muestra de la producción narrativa peruana que se inicia en
1895 y se detiene en 1985. Es una guía completa para los profanos que quieren
otear en nuestra literatura nacional y, por lo general, no encuentran el hilo y
terminan perdiéndose tratando de asirla. Ballón hace las veces de Virgilio para
estos iniciáticos lectores. En esta antología hay textos tan exquisitos y
amenos como los de Luis Alberto Sánchez ("Cómo conocí a Riva Agüero"), extraído
de su libro Conservador, no; reaccionario,
sí (Mosca Azul Editores, 1985); Federico More, infaltable por ser una de
las mejores plumas de inicios del siglo pasado (está representado por su
reconocido "De un ensayo de las literaturas del Perú", pero de él a esta parte
del tiempo ya se conocen dos publicaciones: Andanzas
(1994) y Del buen comer y beber
(UNAP, 2015), compilación a cargo de Humberto Rodríguez Pastor, siendo esta
segunda de magnífica factura); y Mariátegui, aunque hubiéramos preferido que se
incluya uno de los finos artículos que componen la polémica que sostuvo con Luis
Alberto Sánchez sobre el indigenismo (reproducida por Mosca Azul Editores) en
vez de su "Punto de vista antiimperialista", que no desentona pero no es lo
mejor de él, aunque hay que entender que Ballón, como advierte en el prólogo,
quiso incluir el punto de vista de las "diversas corrientes políticas peruanas"
del siglo (que Mariátegui y, justamente, Víctor Raúl Haya de la Torre constituyen).
Menos feliz es la presencia de un cuento de Vargas Llosa, El abuelo (1956), pero se comprende su inclusión por razones
cronológicas, para reflejar la prosa narrativa de esos años junto a la de
Ribeyro, Bryce y Carlos Eduardo Zavaleta (quien, a propósito, es insuperable
con su "Juana, la campa, te vengará", un prodigio del buen uso de la técnica
literaria, reeditado en la antología de Abelardo Oquendo, La narrativa peruana 1950-1970, Alianza Editorial, 1973). En esta
antología, muy apreciada por los conocedores, salta a la vista el espacio que
se ha dedicado a la narrativa infantil, bastante subestimada o infravalorada en
el medio. Riva Agüero figura en dos textos. Pero como en el caso de Mariátegui,
hubiéramos querido que se hubiese optado por textos más logrados. Allí están
los de El carácter de la literatura del
Perú Independiente (1905) e Historia
en el Perú (1910). No obstante, en el balance global, están los que debían
figurar, Basadre, Alberto Hidalgo, Valdelomar, Arguedas, Ciro Alegría, Scorza y
lo más destacado del talento artístico literario nacional. Comentaba a un joven
amigo que, si la publicación de Edubanco se hubiera extendido hasta 1999, y
tratándose de una antología de la prosa del siglo XX, tendría que haberse
incluido a Víctor Hurtado quien ya deslumbraba a miembros de la Academia
Peruana de la Lengua como Luis Jaime Cisneros con su Pago de Letras (1998). Con él se hubiera cerrado correctamente el
siglo.
Antología General de la Prosa en el Perú
Ediciones Edubanco, 1986